La Parroquia San Ignacio de Loyola en Supatá ha sido declarada Templo Jubilar durante este Año Santo, un reconocimiento que no solo refuerza su importancia espiritual, sino que también busca revivir la centenaria tradición de peregrinación que por décadas atrajo a miles de fieles de municipios como Pacho, San Francisco, La Vega, Villeta y otros rincones de Cundinamarca y el país.
Este nombramiento, otorgado por las autoridades eclesiásticas, convierte a la parroquia en uno de los templos favoritos, donde los peregrinos pueden orar. La Parroquia San Ignacio de Loyola, con más años de historia, se erige como un símbolo de fe, resistencia y tradición en el corazón de Supatá.
La tradición de peregrinación a la Parroquia San Ignacio de Loyola se remonta a siglos atrás, cuando fieles de municipios aledaños como Pacho, San Francisco, La Vega y Villeta emprendían caminatas de varios kilómetros para llegar al templo, buscando consuelo espiritual, sanación y renovación de su fe. Estas peregrinaciones, que solían realizarse en épocas especiales del año litúrgico, se convirtieron en una expresión viva de la devoción popular.
Sin embargo, con el paso del tiempo, esta tradición fue perdiendo fuerza. Ahora, con la designación como Templo Jubilar, la comunidad católica y las autoridades eclesiásticas buscan revivir esta práctica, invitando a los fieles a retomar el camino hacia Supatá para vivir una experiencia de fe profunda y comunitaria.
La Parroquia San Ignacio de Loyola, con su arquitectura y su imponente altar mayor, se convierte en un destino ideal para quienes buscan reconectar con su espiritualidad. Además, su ubicación en Supatá, rodeada de paisajes montañosos y un clima fresco, añade un valor especial a la experiencia de peregrinación.